1.5 Fundamentos históricos del Comportamiento Organizacional

Una revolución consiste en un cambio muy importante y súbito. Para entender el término «primera revolución industrial», consideremos lo que aconteció en un lapso de apenas un siglo. Hasta principios de 1700, todos los bienes eran producidos por artesanos, quienes realizaban todos o la mayoría de los pasos; por ejemplo, un zapatero podía convertir un pedazo de cuero en un par de botas sin ayuda de nadie. En 1800, la nueva generación de zapateros trabajaba en fábricas, repitiendo la misma tarea con una máquina durante las 12 horas de su jornada laboral.

La revolución industrial, que comenzó a mediados de 1700 en Inglaterra y se extendió rápidamente a todo el mundo occidental, cambió la naturaleza de las actividades diarias. Con las fábricas centralizadas, el trabajo se convirtió en algo realizado bajo las estrictas instrucciones de un jefe; también llegó a ser mucho más jerárquico, lo que dio prestigio y poder a unos cuantos. Esta primera revolución industrial llegó a su punto culminante 150 años después en América del Norte, en gran parte gracias a Henry Ford, el industrial automotriz pionero en el uso de piezas intercambiables y líneas de montaje móviles. Estos adelantos hicieron más eficiente el proceso de fabricación, de modo que el costo de los automóviles se redujo de miles a cientos de dólares. También transfirieron toda la responsabilidad de la naturaleza y ritmo del trabajo de los empleados a los supervisores. El conflicto resultante entre obreros y jefes propició el surgimiento del sindicalismo. La última parte del siglo XX ha sido testigo del surgimiento de una revolución no menos profunda en el ambiente laboral. A continuación se presentan algunas de las características de esta revolución.

Los puestos de trabajo, alguna vez abundantes en la industria manufacturera, son cada vez más escasos. Por ejemplo, en 1980 todo el material escrito se realizaba con bolígrafos o con máquinas de escribir, mientras que los materiales impresos eran realizados por tipógrafos expertos. Actualmente hay más de 450 millones de ordenadores de uso empresarial en América del Norte, y se supone que prácticamente todos los empleados de oficinas deben estar familiarizados con su funcionamiento. Es raro que las grandes empresas abran nuevos puestos de trabajo. La mayoría de los nuevos empleos se relacionan con el servicio en lugar de con la manufactura, y la mayoría de ellos requieren pocos estudios además de no ofrecer muchas posibilidades de desarrollo. En Estados unidos, Canadá y en muchos países en Europa la mayoría de los nuevos empleos está están siendo generados por gente emprendedora, en su mayoría mujeres que quieren trabajar desde su propia casa. Los empleos ya existentes ofrecen menor seguridad que la acostumbrada, y los administradores hablan de «flexibilidad» y «competitividad global». Además de que las máquinas están desplazando a muchos empleados, otros se están convirtiendo en víctimas de la «reestructuración», mediante la cual las empresas cierran, se reubican o hacen uso de la microelectrónica y la tecnología satelital para transferir ciertos empleos, como el de programación o captura de datos, a países de bajo salario. Las fábricas se concentran en la eficiencia de la alta tecnología. En lugar de almacenar componentes, utilizan los ordenadores para mantener una comunicación constante con proveedores y clientes y obtener así los componentes necesarios «justo a tiempo». También contratan gente temporalmente o por contrato. Los empleos temporales se han incrementado en más de un 20 por ciento en los últimos cinco años, y ahora uno de cada diez empleados canadienses tiene un trabajo de ese tipo, generalmente con seguridad deficiente y pocas prestaciones. Alrededor de dos terceras partes de los empleados temporales prefieren los empleos permanentes, y uno de cada cinco adultos canadienses está desempleado o subempleado.

Los sindicatos han perdido gran parte de su poder y continúan perdiéndolo a medida que los gobiernos otorgan a los empleados más prestaciones básicas de ley que las que los sindicatos lograron asegurar en su apogeo. Puesto que los sindicatos controlaban la clasificación laboral, la antigüedad representaba un alivio al trabajo físicamente agotador y repetitivo, el cual era asignado a los jóvenes de nuevo ingreso. Actualmente las plantas no están contratando, y los empleados tienen que esforzarse más y trabajar más tiempo que los trabajadores de hace un siglo para conservar su puesto. En el pasado la jornada laboral duraba desde el amanecer hasta el anochecer. Mucha gente trabajaba en casa o vivía en su lugar de trabajo. Con la revolución industrial la semana laboral aumentó a 70 u 80 horas. El principal objetivo de los sindicatos fue reducirla a 40 horas. Actualmente, la semana de trabajo se encuentra regulada por la ley, pero frente a la carestía de las prestaciones y los cursos de entrenamiento formación, los patrones inducen a los empleados a trabajar horas extras en lugar de contratar más gente, ya que esto resulta más costoso al en el momento de despedirla.

Durante mucho tiempo ha existido un conflicto entre los operarios y su maquinaria de trabajo, pero recientemente este conflicto ha tomado un nuevo rostro. Los ordenadores no trabajan de manera intuitiva, y los trabajadores sienten que son controlados por las máquinas, más que a la inversa. Los trabajos que alguna vez se describían en términos de las habilidades o conocimientos necesarios para su desempeño, se definen ahora en términos del aparato que debe operarse. Las compañías que anteriormente se enorgullecían de su personal amable y bien informado a cargo de una gran central telefónica, han cambiado a un correo de voz automatizado y fácil de usar, y un técnico que le da mantenimiento.

La maquinaria, que debía ahorrar trabajo, no ha reducido la carga laboral de los empleados en la misma proporción que ha ahorrado costos a los patrones. El empresario que ha sustituido a seis empleados con una costosa máquina quiere que ésta sea operada de manera eficiente y continua, mientras se generan informes de su operación para los administradores. Las máquinas siguen manejando a los operarios.

Ningún otro tipo de equipo ha cambiado de manera tan radical como el de comunicaciones. En la época de las primeras transacciones comerciales, los mensajes viajaban tan rápido como un caballo pudiera galopar o un barco pudiera navegar. Estos límites de velocidad no cambiaron con la primera revolución industrial; los cambios no se dieron sino hasta mediados de 1800, y sólo un siglo después se avanzó significativamente. Los ejecutivos de la actualidad pueden comunicarse con sus socios de todo el mundo con más facilidad que sus abuelos al comunicarse con una sucursal en la misma ciudad. Los siguientes Las siguientes gráficas muestran representa los cambios en el uso de la tecnología (ordenadores y internet):

Fuente: http://www.etforecasts.com/products/ES_cinusev2.htm

Con la reducción de las barreras comerciales y el aumento de la eficiencia del transporte, los mercados son cada vez más globales. Una nueva película o un programa de cómputo pueden venderse en cien países en lugar de uno o dos, y las modas se propagan rápidamente por todo el mundo.

Un mercado global justifica invertir de grandes sumas en desarrollo, y también hace que sea más complejo predecir la demanda y servir a los consumidores. Los errores son más costosos y hay más probabilidades de cometerlos; los directivos deben ser rápidos y precisos en la toma de decisiones.

La venta al por menor también está cambiando, con catálogos especializados en un extremo y los grandes almacenes en el otro. Los anunciantes se dirigen ahora a objetivos más específicos. Hay nuevas formas de comercialización y un enfoque más sofisticado de servicio al cliente.

No hace mucho tiempo el típico empleado canadiense era un hombre blanco, con un trabajo seguro que le remuneraba lo suficiente para sostener a su familia. Hoy en día los solicitantes de trabajo, tanto hombres como mujeres, representan presentan una mayor diversidad en educación, experiencia laboral, origen étnico, edad y estilo de vida. Los empleados actuales están más informados y capacitados, y se interesan más por conocer cómo la organización puede ayudarles a mejorar y cómo ellos a su vez pueden contribuir a la organización. Los empleados se sienten miembros activos de la organización.

Los empleados son también consumidores, a medida que su empleo permita la compra de bienes. En el pasado las necesidades de las personas eran más simples, y había pocos bienes para la venta. A los trabajadores se les pagaba por día, y si tenían cubiertas sus necesidades podían tomar días de descanso. Actualmente existe una gama ilimitada de bienes que la gente desea, y los cónyuges, si ambos trabajan, tienen que laborar durante jornadas más largas para poder pagar por los mismos.

El estilo de la administración está cambiando de maneras complejas. Por una parte, se hace cada vez más hincapié en humanizar el trabajo y mejorar la calidad de vida laboral. Por otro lado, gran variedad de maquinaria sofisticada (a menudo computarizada) y tecnologías de monitoreo están proporcionando a los supervisores más información acerca de los empleados, y por lo tanto mayor control sobre los mismos.

La estructura social de los empleados está cambiando. En otros tiempos los puestos de trabajo se clasificaban rígidamente por el entrenamiento, designaciones formales, sistema de aprendizaje, costumbres, y el contrato sindical. Si la energía de la fábrica fallaba, los fontaneros se tomaban un receso para fumarse un cigarrillo o para jugar a las cartas; si la línea de montaje se detenía, los ensambladores podían pasar tiempo libre juntos. Actualmente los empleadores tienen cada vez más el derecho de trasladar al personal a otras áreas cuando sea necesario y los empleados deben realizar cualquier cosa que les sea asignada. Esto elimina las barreras de la clasificación de puestos, así como los tiempos de inactividad y su consiguiente interacción humana. Los empleadores sostienen que estos cambios dan a los trabajadores una mayor variedad y protección contra lesiones por esfuerzos repetitivos. Sin embargo, los empleados tienen menos oportunidades de hacer amistades, tomar un receso, y participar en la interacción humana con sus colaboradores. Además tienen que trabajar más duro, remplazando una tarea repetitiva con por una serie de tareas repetitivas. Otro cambio radica en la forma en que la administración está copiando el modelo japonés de modificar las actitudes de los empleados hacia el empleador. Para fomentar sentimientos de solidaridad y de lealtad, el personal y los directivos japoneses comparten uniformes, cafeterías, lugares de estacionamiento, lugares de trabajo, y en gran medida, el pago. Mediante los rituales previos al trabajo, incluidas canciones, lemas, y ejercicios de gimnasia, los trabajadores son entrenados para visualizarse como parte de un gran equipo y centrarse en el kaizen, que es la búsqueda de formas en las que se puede mejorar la productividad y la calidad. Pero los empleados se han dado cuenta que el kaizen reduce el número de sus puestos de trabajo y aumenta su carga de trabajo, y que están adquiriendo la capacidad de realizar varias tareas, pero no precisamente de desarrollar diferentes habilidades. Los empleados que sienten que están siendo obligados a trabajar más en lugar de hacerlo de una forma más inteligente, tienden a ser menos comprometidos con sus empleadores y más propensos a cambiar de empleo.

El significado técnico de «trabajo» es claro desde el punto de vista de la física, pero cuando se aplica a la forma en que nos ganamos la vida, esta palabra históricamente ha sido compleja de definir para autores de diccionarios, filósofos y científicos sociales. Si lo consideramos desde un contexto histórico, seguramente que nuestros ancestros no definían como trabajo su diaria labor para ganarse la vida. Nuestros primeros ancestros no salían de su casa cada mañana para seguir las órdenes de otra persona a cambio de algún tipo de pago. Incluso los conceptos básicos de las horas, el dinero en efectivo, y el empleo, son muy recientes.

Actualmente nueve de cada diez trabajadores norteamericanos realizan un trabajo a cambio de un salario, por lo que no es de extrañar que el trabajo domine nuestros pensamientos y nuestra vida. El trabajo puede definirse como una actividad que tiene un propósito, motivada, para la cual se requieren ciertas habilidades, disciplinada, y que está estructurada por tarea y por tiempo. Por lo general, es cooperativo y pagado por alguien más. Se concibe como algo que uno tiene que hacer; por ejemplo, un ganadero monta a un caballo para realizar su trabajo, mientras que una persona dedicada a otra profesión, al montar un caballo está realizando una actividad de ocio.

En siglos pasados, el trabajo era visto como un esfuerzo noble, casi espiritual. El decir que alguien era muy trabajador representaba un cumplido. En la actualidad, nuestras actitudes hacia el trabajo son inconsistentes. Un trabajo fijo brinda estatus, orgullo, dignidad, e identidad, mientras que el desempleo es capaz de generar depresión, ansiedad y baja autoestima. Sin embargo, muchas personas sienten que el trabajo es una actividad desagradable e infravalorada, que se tiene que realizar debido a la necesidad económica.

Un mundo más complejo

Tecnologías complejas

Economía global

Alianzas internacionales

Recursos finitos

Sustentabilidad ambiental

Rotación demográfica

Aprendizaje con carreras largas

Renovación de infraestructura

Innovación continua

Transformación creativa

Fuerza laboral diversa

Revolución cognitiva

Explosión de la información

Otras tendencias importantes en la evolución del mundo del trabajo son las que se describen a continuación:

• Nuevas tecnologías: el uso creciente de tecnologías de información y comunicación; .

• El crecimiento en el sector de servicios, riesgos más específicos (la ergonomía y el contacto personal con la gente, estrés, la violencia);

• Nuevas formas de trabajo, como el teletrabajo, el autoempleo, subcontratación, empleo temporal, horario flexible;.

• Integración y globalización;.

• Envejecimiento de la fuerza de trabajo;.

• Aumento de empleos mediante nuevas calificaciones , incrementando el interés en el trabajo autónomo;.

• Cambios en las estructuras administrativas, y las organizaciones son más planas, pequeñas y con menos personal;.

• Aumento en la participación de las mujeres en la fuerza laboral;.

• Número cada vez mayor de pequeñas y medianas empresas, en las que el conocimiento y los recursos suelen ser insuficientes;.

• El aumento en el ritmo y la carga de trabajo. Los cambios en el entorno laboral descritos previamente (respecto al trabajo, los sindicatos, el equipamiento, los mercados, los empleados, la organización y el trabajo en sí mismo) son cada vez más rápidos y de un alcance mayor del que probablemente usted percibe Estos cambios, que se suman a la segunda revolución industrial, ofrecen al mismo tiempo oportunidades y retos a aquellos que estudian y participan en el comportamiento organizacional.